Es necesario no ser tan cándidos para darnos cuenta que este no es un partido político. Keiko Fujimori nos demuestra con su nuevo logotipo (no se le puede llamar simbolo político ni de a vainas) que en el Perú no existen corrientes ideológicas ni movimientos sociales reales que busquen un verdadero cambio para nuestro pueblo.
El único partido político que se asemeja un poco es el Partido Aprista Peruano (partido iniciado a partir de uno en México), y aún así los apristas están por el momento cuestas abajo y a punto de desaparecer.
La única salvación para ellos es la labia abundante -y cantinflesca- de Alan García y los oídos paupérrimos de la gente que los oye. A eso agregarle la tonelada de falta de memoria que tienen los peruanos.
En conclusión el clan Fujimori busca seguir llenándose los bolsillos a cuesta de los peruanos, tratando de lavarse un poco la cara, así como sucede cada 4 o 5 años cambiando de nombre a su "partido político".
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